Por Cherie Rineker
Cuando oímos las temidas palabras "Usted tiene cáncer", la vida parece desmoronarse. Tener cáncer no sólo afecta al paciente, es un duro golpe para el cónyuge, los hijos y el resto de la familia también. El cómo las parejas casadas manejan este difícil diagnóstico es tan único como el paciente y sus familiares son.
¿Recuerdas cuando prometieron el uno al otro hace muchos años que estarían allí en la enfermedad y en la salud, en las buenas y en las malas?
Y ahora aquí están con un diagnóstico "incurable", con un sin fin de tratamientos y efectos secundarios, sin final a la vista! ¿Cómo es posible que no afecte las relaciones más importantes? A veces esto acerca más a las parejas, pero los estudios muestran que el cáncer también puede aumentar las tasas de divorcio.
Tanto para el paciente como para el cuidador, el apoyo emocional puede ser tan importante como el apoyo físico. Cuando no está allí, el diagnóstico se vuelve aún más devastador. Mi marido y yo estuvimos de acuerdo en que compartir nuestra historia, podría ayudar a otras personas que están luchando con las mismas cosas que nosotros.
Poco después de que fui diagnosticada, mi esposo se veía cansado y desconectado, pasaba la mayor parte de su tiempo en un sillón, viendo televisión o durmiendo. El se veía deprimido, desinteresado en todo lo que no fuera trabajo o la televisión. El me decía que solo estaba cansado, pero yo sentía que era mucho más que eso. Yo le sugerí que viera a un psiquiatra o que se hiciera un examen físico. Podrían ser sus niveles hormonales o la tiroides? Encima de eso, el usaba alcohol para auto-medicarse, lo que provocaba que se molestara con facilidad y estuviese irritable.
Amo a mi esposo y yo sé que él me ama, pero el cáncer es un reto y nos estaba estirando hasta nuestros limites.
Él es responsable económicamente de mí y de mi hija, y me siento muy bendecida de esa manera. Es la parte emocional, los momentos en que el dolor se vuelve demasiado, o cuando estoy cansada de todo el cáncer, la recaída, el tratamiento, el hospital, y sólo quiero un lugar suave para poner mi cabeza y llorar.
Lo que he aprendido es que la salud emocional para los dos es tan fundamental para el bienestar como nuestra salud física. Invitar a mi marido a que buscara a ayuda con un terapeuta no fue recibido con los brazos abiertos, pero desde mi punto de vista, lidiar con un cónyuge que tiene cáncer terminal eso definitivamente entra en la categoría de los "tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas".
Como cuidadora yo misma, simplemente no entiendo cómo él no podía hacer lo que viene tan natural para mí. El sentarse conmigo, tomar mi mano, permitirme hablar, llorar conmigo, y decirme que todo iba a estar bien, sin tratar de arreglar lo que no era para el arreglar. Lo que pasa es que él, no es yo. He tenido que encontrar la paz sabiendo que a pesar de que tiene muchas cualidades maravillosas, el ser mi principal fuente de apoyo emocional simplemente no es su fuerte.
Estas son las cosas que me han ayudado a hacer frente:
Por Cherie Rineker
Cuando oímos las temidas palabras "Usted tiene cáncer", la vida parece desmoronarse. Tener cáncer no sólo afecta al paciente, es un duro golpe para el cónyuge, los hijos y el resto de la familia también. El cómo las parejas casadas manejan este difícil diagnóstico es tan único como el paciente y sus familiares son.
¿Recuerdas cuando prometieron el uno al otro hace muchos años que estarían allí en la enfermedad y en la salud, en las buenas y en las malas?
Y ahora aquí están con un diagnóstico "incurable", con un sin fin de tratamientos y efectos secundarios, sin final a la vista! ¿Cómo es posible que no afecte las relaciones más importantes? A veces esto acerca más a las parejas, pero los estudios muestran que el cáncer también puede aumentar las tasas de divorcio.
Tanto para el paciente como para el cuidador, el apoyo emocional puede ser tan importante como el apoyo físico. Cuando no está allí, el diagnóstico se vuelve aún más devastador. Mi marido y yo estuvimos de acuerdo en que compartir nuestra historia, podría ayudar a otras personas que están luchando con las mismas cosas que nosotros.
Poco después de que fui diagnosticada, mi esposo se veía cansado y desconectado, pasaba la mayor parte de su tiempo en un sillón, viendo televisión o durmiendo. El se veía deprimido, desinteresado en todo lo que no fuera trabajo o la televisión. El me decía que solo estaba cansado, pero yo sentía que era mucho más que eso. Yo le sugerí que viera a un psiquiatra o que se hiciera un examen físico. Podrían ser sus niveles hormonales o la tiroides? Encima de eso, el usaba alcohol para auto-medicarse, lo que provocaba que se molestara con facilidad y estuviese irritable.
Amo a mi esposo y yo sé que él me ama, pero el cáncer es un reto y nos estaba estirando hasta nuestros limites.
Él es responsable económicamente de mí y de mi hija, y me siento muy bendecida de esa manera. Es la parte emocional, los momentos en que el dolor se vuelve demasiado, o cuando estoy cansada de todo el cáncer, la recaída, el tratamiento, el hospital, y sólo quiero un lugar suave para poner mi cabeza y llorar.
Lo que he aprendido es que la salud emocional para los dos es tan fundamental para el bienestar como nuestra salud física. Invitar a mi marido a que buscara a ayuda con un terapeuta no fue recibido con los brazos abiertos, pero desde mi punto de vista, lidiar con un cónyuge que tiene cáncer terminal eso definitivamente entra en la categoría de los "tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas".
Como cuidadora yo misma, simplemente no entiendo cómo él no podía hacer lo que viene tan natural para mí. El sentarse conmigo, tomar mi mano, permitirme hablar, llorar conmigo, y decirme que todo iba a estar bien, sin tratar de arreglar lo que no era para el arreglar. Lo que pasa es que él, no es yo. He tenido que encontrar la paz sabiendo que a pesar de que tiene muchas cualidades maravillosas, el ser mi principal fuente de apoyo emocional simplemente no es su fuerte.
Estas son las cosas que me han ayudado a hacer frente:
about the author
Erika Johnson
Myeloma Crowd Editorial Contributor, Nursing student, and cancer advocate.